Ingredientes
Personas: 8 Tiempo:
300 min. Dificultad:
Dificil
, 2 kilos de callos de vacuno, 1 mano de cerdo, 1 pata de vacuno, 1 morro de ternera, 300 gramos de jamon serrano, 2 cebollas, 1 rebanada de pan, 1 hoja de laurel, 1 cucharada de pimenton dulce, 1 pastilla de caldo de carne, 4 dientes de ajo, 2 vasos de aceite de oliva, 350 gramos de sal gruesa, 2 ramitos de perejil, 1 vaso de vino blanco, 3 guindillas,
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Elaboración de la receta Callos caseros a la Asturiana: Limpieza y cocción de los Callos: Los callos se ponen a remojo 7 u 8 horas con varios cambios de agua. Después se ponen en otro recipiente con agua y un buen chorro de vinagre durante 2 horas más. Pasado es tiempo se eliminan con un cuchillo las membranas del callo y se lavan de nuevo ayudándose si es preciso con un cepillo. Una vez limpios se cortan en trozos y se ponen al fuego con agua fría hasta que rompa a hervir. Se cuecen durante 7 minutos a fuego vivo. A continuación se retiran y se ponen en otro recipiente con agua fría. Se les añade perejil, ajo, cebolla cortada en trozos grandes y sal, y se dejan al fuego durante 4 ó 5 horas hasta que estén tiernos y se dejan enfriar fuera del agua. Para la preparación, una vez limpios y cocidos los callos, se limpian y hierven aparte la pata de vaca, el morro y la mano de cerdo reservando el caldo, y se añaden (sin los huesos) a los callos. En una sartén se hace un sofrito con los ajos y la rebanada de pan, se sacan y se reservan. En el mismo aceite se hace otro sofrito, esta vez con el jamón cortado en daditios, cebolla picada fina, guindilla al gusto y la hoja de laurel. A continuación, se rehoga todo junto, se le añade una cucharada de pimentón y se remueve cuidando de que no se queme. En el mortero se machacan la rebanada de pan, los ajos, la rama de perejil y la pastilla de caldo, se deslíe todo con el vino blanco y se añade a lo que hay en la sartén, y después se vierte todo su contenido al recipiente donde están los callos, la pata, el morro y la mano. Se deja cocer todo junto durante 45 minutos al mismo tiempo que se le va añadiendo el caldo sobrante de cocer la pata, el morro y la mano para que los callos nos queden bien jugosos y gelatinosos. Para terminar, se rectifican de sal, se les da un útimo hervor y se sirven muy calientes. También se pueden dejar reposar en un sitio fresco, pero no en el frigorífico, y comerlos al dia siguiente, no sin darles antes un hervor.
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